martes, 22 de diciembre de 2009

Pasos de Villota

Últimos días de la Patria Vieja
Eran los últimos días de la Patria Vieja en nuestra novel nación, donde las milicias curicanas huyeron ante los ejércitos, replegándose a San Fernando, pues consideraron que no estaban preparados militarmente para hacer frente a un ejército poderoso con una estructura netamente militar. Los habitantes de Curicó, Teno y la zona viven en medio de la mayor alarma. La llegada de las fuerzas españolas produjo en Curicó represalias y vejaciones en contra de los habitantes
Se producen las batallas de Cancha Rayada y la pérdida de Talca, Membrillar, El Quilo, Quechereguas en Molina, el desastre de Yerbas Buenas y la firma del Tratado de Lircay. Finalmente, las derrotas patriotas se suceden una tras otra, y se produce la temida llegada de las tropas del general Osorio a Curicó. Muchas familias curicanas huyen al norte o a los campos.
Tras las desavenencias entre los líderes Carrera y O’Higgins y las derrotas en las tropas chilenas, se produce el Desastre de Rancagua y la huida de las familias criollas al exilio a la Argentina, pues las tropas españolas ingresan a Santiago. Este es el llamado período de la Reconquista, que tantos dolores nos traería como chilenos.
Huida a la Argentina
Una de las muchas familias que huyeron a Cuyo y a Mendoza, fue la reciente familia formada por Francisco Villota y su mujer María del Carmen Palazuelos, los que ya estaban ampliamente envueltos en la causa independentista, quienes huyen en mayo de 1816 por el Paso del Planchón, aquí en las cercanías de Los Queñes, rumbo a la Argentina. María del Carmen estaba embarazada de seis meses.
La llegada de Villota a Mendoza, en donde estaban siendo reunidos los chilenos por San Martín, significó hambre y privaciones para ellos. Vivieron en una pieza pequeña, de allegados, mientras trabajaban haciendo armas y ropas para el ejército que libertaría a Chile. El 4 de agosto de 1816, nace en Mendoza, Francisco Nieves del Carmen, el hijo de Villota en el exilio, siendo visitado y felicitados sus padres por los próceres Manuel Rodríguez, José de San Martín y Bernardo O’Higgins.


Envío a Chile a formar guerrillas
Los acontecimientos en Chile, en donde la brutalidad del Gobernador de Chile, Casimiro Marcó del Pont, del capitán Vicente San Bruno y de los soldados Talaveras significaba muchos sufrimientos para los curicanos y chilenos, determinó entre otras cosas a los próceres en Mendoza, enviar a Chile a Manuel Rodríguez y a Francisco Villota para formar las guerrillas y adelantar la llamada guerra de zapa. Había que disponer de buenas informaciones, enviar espías a diversos lugares, emisarios confiables, etc. También había que expandir la propaganda revolucionaria por todos los lugares e informar a los chilenos de la formación del ejército que se preparaba en Mendoza, para liberar a Chile.
Sin embargo, la acción más importante que se encomendó a Rodríguez, Villota y otros hombres probados en la causa independentista, fue la formación de guerrillas disuasivas en diversos lugares de Chile, de manera de confundir y disgregar el ejército de los españoles, a fin de desplazarlos por diversos sectores a la espera de la llegada del Ejército Libertador. Para ello, había que venirse a Chile y hacer esta labor. Francisco Villota aceptó gustoso y acompañó fielmente a Manuel Rodríguez en estas acciones, dejando a su familia en Mendoza.
En la zona entre San Fernando y Curicó no existían guerrillas organizadas. Rodríguez y Villota las formaron. En Teno se estructuraron las de Paulino Salas, alías “El Cenizo”, y se readaptó la de José Miguel “Bandido” Neira, en Hacienda Teno y Comalle, respectivamente. La del “Bandido” Neira era simplemente una banda de salteadores que flagelaba las casas y haciendas, tanto de realistas como de patriotas. Rodríguez tuvo el mérito de reorientar a Neira para que este se dedicara a asaltar sólo las de los realistas. En uno de los viajes de Rodríguez a Mendoza por El Planchón, le entregó armas y municiones y un despacho de San Martín que le concedía el grado de coronel de milicias.
Vuelta a Comalle
Francisco Villota volvió a la Hacienda de Comalle, ante la alegría de la gente y allí organizó su guerrilla, como si el lugar fuese simplemente una zona que necesitaba de muchos obreros agrícolas. También permitió que la guerrilla de José Miguel Neira se refugiara en sus tierras, haciéndolo el bandido en la Quebrada de Azócar, en el sector de La Fortuna, Comalle, un lugar estratégico en que con sólo atravesar unos cerros podía dirigirse prestamente a Chépica.
José Miguel Neira tenía una banda de 300 hombres fuertemente armados, la que era de temer. Poseía además otros grupos de bandoleros en Cumpeo y Nancagua, en donde desarrollaba un circuito saltando de un lugar a otro. Las guerrillas de Paulino Salas y de Francisco Villota eran similares en cuanto a número. Posteriormente, se unieron los grupos de Salas y de Neira, formando una sola guerrilla realmente poderosa, aunque todo era vigilado por Francisco Villota, en esos momentos la mano derecha de Manuel Rodríguez en la zona de Curicó. La Hacienda de Comalle era uno de los lugares de confianza a donde llegaba Manuel Rodríguez e incluso dormía allí.
Asalto a Curicó
La captura de Melipilla por Manuel Rodríguez, además del asalto a San Fernando, organizado exitosamente por el guerrillero colchagüino, Juan Pablo Ramírez, hechos ocurridos en 1816, motivaron de tal manera a Francisco Villota, que se determinó a sorprender y asaltar la villa de Curicó con ese mismo objeto junto a su gente.
En la noche del 24 de enero de 1817, Francisco Villota movió su guerrilla hasta Curicó y se apostó en el lado oriente, en la actual avenida España. El cuartel de las tropas españolas estaba en la Plaza de Armas, al lado de la cárcel, en el mismo lugar donde hoy está la Gobernación Provincial de Curicó. Villota se había puesto de acuerdo con el cura Juan Félix Alvarado, quien desde el poniente debía atacar con los guerrilleros costinos y encontrarse en la Plaza de Armas con Villota y su gente. Pero, este no se presentó.
Sin embargo, el valor y la decisión firme de Villota por la Patria lo llevó a temerariamente realizar igual el asalto a Curicó. Unos minutos más tarde, se estrellaron sus hombres con una patrulla volante de soldados españoles, ante quienes los guerrilleros patriotas intercambiaron fuegos. Pero, llegó poco después otro refuerzo realista que comenzó a hacer disparos desde los edificios cercanos a la calle Estado.
Los historiadores curicanos señalan que la disciplina de las tropas regulares de los españoles pudo más que el arrojo y espíritu de venganza que tenían los grupos guerrilleros de Francisco Villota y su gente. Al tener enfrente una resistencia seria, la guerrilla de Villota giró confusamente en remolino y huyó en distintas direcciones. Dos guerrilleros murieron y fueron tomados cinco prisioneros.

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